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viernes, 5 de diciembre de 2008

Dexter no muere

Dexter , como ocurrió en las dos temporada anteriores, después de un buen comienzo, la serie ofrece algunos de sus mejores capítulos en el tramo intermedio para después rematar la tanda con un final a la altura.

Con la persepectiva de estas casi tres temporadas, llama la atención la constancia de la serie en mantenerse a un nivel altísimo sin apenas altibajos. Dexter innova, se renueva y cambia cada temporada, pero conserva siempre su calidad y su esencia. Muy pocas series han tenido tres primeras temporadas que se hayan ido superando de esta forma; cuando parece que es imposible que pueda mejorar, lo hace. Ahora mismo no podría decir cuál de las tres temporadas me ha gustado más, sólo sé que ninguna me ha decepcionado lo más mínimo.

En esa línea de cambio, la serie acierta al renovar parcialmente su reparto de temporada en temporada. Hay personajes ya fundamentales, pero muchos otros se hacen imprescindibles y justifican su permanencia aunque sea sólo por una temporada. Ninguna presencia es gratuita y todos esos personajes secundarios están perfectamente dibujados.

Este año destaca la presencia de Jimmy Smits (por quien tengo que reconocer que tengo debilidad, aunque sólo sea por su habilidad para acabar apareciendo en algunas de mis series favoritas), que está bordando un personaje con el que por primera vez Dexter mantiene un duelo a su altura. La lucha de titanes entre ambos, que va in crescendo y promete un final por todo lo alto, ha centrado casi exclusivamente la temporada, dejando de lado otros temas que se apuntaban y también prometían (la boda y futura paternidad de Dexter o la ruptura accidental del “código” de los primeros capítulos, por ejemplo).

Y es que Smits ofrece uno de los secundarios más interesantes del conjunto de la serie: alguien muy parecido a Dexter sólo aparentemente, pero con muchos más problemas que éste para lidiar con su “oscuro pasajero”. Esa dualidad que le hace pasar en un momento de ser absolutamente encantador a convertirse en el mayor manipulador, convierte al ayudante del fiscal del distrito Miguel Prado en el personaje más inquietante de la serie.

En esta tercera temporada, en la que la serie se independiza finalmente de los libros en los que se basó el personaje (el argumento de este año no está inspirado en ningún aspecto, por primera vez, en las novelas de Jeff Lindsay), se intuye que Dexter va a seguir dándonos alegrías unas cuantas temporadas más.

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