Tomemos dos de las muchas series de policías que pululan por la parrilla estadounidense. Una es The Mentalist, estrenada este otoño con buenos datos de audiencia, con un personaje central algo peculiar y una compañera que no termina de aceptarlo del todo. La otra es Life, que está en su segunda temporada y tiene como protagonistas, también, a un personaje central peculiar y su compañera, a la que él no termina de caerle bien. Las dos son típicas series de casos de la semana con un pequeño elemento serializado (en 'Life' se nota más) y en la que son los personajes los que pueden hacer que nos enganchemos. Sin embargo, mientras 'The Mentalist' va viento en popa, por ahora, 'Life' pelea por sobrevivir aportando, sin embargo, algo más que la serie de la CBS.
En los 11 episodios que se emitieron antes de la infausta huelga de guionistas, 'Life' trajo un soplo de aire de fresco a los policíacos actuales. No tanto por la investigación que Charlie Crews hace de la conspiración que lo llevó a la cárcel por un crimen que no cometió, o por los demonios personales de su compañera, Dani Reese, sino por la lograda pareja que forman los dos.
Siempre hemos sabido que trabajan juntos a regañadientes, que a Reese no le cae bien Crews y que él tiene que andarse con ojo con todo el mundo, por si alguien tuvo algo que ver en esa conspiración, pero el dúo que forman está empezando a ser la principal razón para ver la serie. Es una dinámica peculiar que funciona bien. Sus personalidades se complementan y resultan muy entretenidos sin tener que tirar de la típica atracción no reconocida que tan bien le resulta, por ejemplo, a Bones (aunque las conversaciones en el coche de Crews y Reese son muy de Brennan y Booth y, ya antes, de Mulder y Scully).
Aunque el nivel es bastante irregular, los dos policías casi siempre son divertidos, y Reese empieza a tener unas salidas dignas del doctor House ("acostarse con una chica que tiene dos nombres no cuenta como trío", por ejemplo). De alguna extraña manera, una pareja tan diferente físicamente y en carácter, es el mejor activo de 'Life', que va centrándose poco a poco más en ellos dos, y que alcanza sus mejores momentos cuando los asesinatos presentan unas imágenes extrañas, divertidas y, a su manera, hasta plásticas, como el hombre partido en dos de la primera temporada o el cadáver congelado y los baúles numerados del principio de esta segunda.
Sin ser la mejor serie de la historia, tiene todo el potencial para convertirse en la nueva House, o la nueva The Closer, pero por alguna razón que se me escapa, no termina de despegar y, de hecho, mucho han de cambiar las cosas para que esta segunda temporada no sea también la última. Si 'The Mentalist' aporta menos que 'Life' (su pareja protagonista está menos lograda, aunque Simon Baker esté muy convincente), ¿por qué ésa triunfa y la otra no? ¿Será que a la NBC, definitivamente, la ha mirado un tuerto?
Via: vayatele
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